El modelo económico actual es un modelo lineal, basado en un esquema que consiste en extraer, producir y tirar. Este modelo es agresivo con el medio y tarde o temprano agotará las fuentes de suministro, tanto materiales como energéticas. Además en este tipo de economía hay una fuerte dependencia de las materias primas, lo que conlleva riesgos asociados al suministro y precios elevados de las mismas con mucha volatilidad. También acarrea una reducción significativa del capital natural. Y eso sin contar con las pérdidas económicas que conlleva.
Este modelo lineal fomenta el consumo a corto plazo y contribuye por tanto al agotamiento de recursos. Hemos llegado a creernos la hipótesis de que disponemos de ellos de manera infinita y barata. Pero esto no es así. En el modelo lineal las empresas producen bienes y servicios, los consumidores los utilizan y consumen. Después, las empresas sacan nuevos productos y servicios, los consumidores dejan de utilizar los que se han quedado viejos y compran los nuevos… Y vuelta a empezar.
Por dar solamente un par de datos, la economía española generó 132,1 millones de residuos en 2017 y cada español genera 459 kilos de residuos al año, la cifra más baja en lo que va de siglo. Esperanzador, pero no suficiente. Y la UE está produciendo una cantidad de residuos anuales que se sitúa por encima de los 2.500 millones de toneladas.
Reciclaje y economía circular, ¿son lo mismo?
La alternativa al modelo lineal es la economía circular. Básicamente se trata de un sistema de aprovechamiento de recursos. Todo puede reaprovecharse de manera continua en diferentes etapas. Pero, ¿economía circular es lo mismo que reciclaje? La respuesta corta es no. Reciclar es sólo una pequeña parte del proceso. La economía circular hace referencia a un concepto que tiene sus miras puestas más allá del reciclaje. Su esencia pretende englobar todo el ciclo productivo. Esto incluye la utilización con eficiencia de materiales y energía.
Por tanto, el reciclaje no es suficiente para conseguir un modelo productivo respetuoso con el medio ambiente. El diseño ecológico, la responsabilidad de los productores y la concienciación del consumidor se añaden a las clásicas «cuatro erres» en esta nueva visión comercial: Reducir, Reutilizar, Reparar y Reciclar. La economía circular implica dar un paso más allá del reciclaje. El concepto engloba un campo mucho más amplio, ya que abarca el ciclo completo de producción, incluyendo el uso eficiente de materias primas, la optimización de los recursos energéticos y la minimización de riesgos medioambientales. Es por ello que algunos conservacionistas hablan incluso de las “nueve erres”: repensar, rediseñar, refabricar, reparar, redistribuir, reducir, reutilizar, reciclar y recuperar energía.
Con el seguimiento de estas pautas se pretende llegar al punto llamado «cero emisiones».
En la imagen superior, infografía sobre la economía circular realizada por Sitra, organización finlandesa especializada en Economía Circular de Carbono Neutro.
La transformación de una economía lineal a otra circular
La economía circular aspira a reducir lo máximo posible la generación de residuos y a aprovechar al máximo aquellos cuya generación no se haya podido evitar. Así se extraen materias primas, se fabrican productos y de los residuos generados se recuperan materiales que posteriormente se reincorporan de nuevo al proceso productivo. En última instancia se trata de desvincular el crecimiento económico del consumo finito de recursos. Supone un cambio radical de perspectiva en las personas y empresas a la hora de afrontar la falta de recursos, el impacto ambiental, la creación de valor y el empleo.
Vivimos en un sistema que prefiere los materiales baratos de producir, aunque son caros de reciclar. Estamos a tiempo de parar esta inercia y cambiarlo por otro basado en una tasa de reciclaje real y completo. Solo así estaremos más cerca de un futuro en que la economía circular no solo sea un deseo, sino una realidad.
El cambio de paradigma requiere paralelamente un cambio en el comportamiento de los individuos y las empresas. Respetar cada vez más al planeta y su biodiversidad, buscando el equilibrio entre los factores económicos, humanos, sociales y medioambientales es una prioridad. La demanda de felicidad y éxito tendrá que asumir formas distintas, más allá de la posesión de bienes materiales y consumo desaforado.
Se hace por tanto necesario iniciar una senda de transformación en la que pasemos de una economía lineal a otra circular, más respetuosa con el medio ambiente.
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