¿Qué es la COP26?
Las COP o Conferencia de las Partes (Conference of Parts, por sus siglas en inglés), es el nombre que recibe la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Estas conferencias son los foros mundiales más importantes para la discusión de asuntos relacionados con el cambio climático. La primera COP tuvo lugar en Bonn, Alemania, en 1995.
Este año se celebra la vigésimo sexta edición. Organizada por el Reino Unido en colaboración con Italia, tendrá lugar del 31 de octubre al 12 de noviembre en Glasgow (Reino Unido). Debería haberse celebrado el pasado año 2020, pero quedó aplazada debido a la crisis del Covid-19.
En estas conferencias se debaten y establecen nuevos objetivos y planes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel global, reduciendo la quema de carbón, petróleo y gas. La meta es evitar los efectos más catastróficos del cambio climático. Se prevé que este año asistan unas 20.000 personas.
La importancia de estas conferencias ha aumentado en tamaño y relevancia durante las dos últimas décadas. Al principio se trataba de pequeñas sesiones de trabajo y han ido evolucionado hasta convertirse en la reunión internacional más importante que se celebra actualmente bajo los auspicios de las Naciones Unidas.
Las negociaciones entre distintos gobiernos se han vuelto cada vez más complejas e involucran a un número cada vez mayor de funcionarios de gobiernos de todo el mundo. También congregan a un gran número de representantes de la sociedad civil y de los medios de comunicación de todo el mundo.
La Convención reconoce el problema del cambio climático y establece un objetivo: mantener el incremento de la temperatura global en 1.5 ºC para finales de siglo, a partir de la temperatura anterior a la era industrial. Para asegurar el éxito de la COP26 es necesario que todos los países se comprometan a alcanzar cero emisiones netas para 2050, y realizar recortes adicionales importantes para 2030. Es un objetivo ambicioso pero no imposible.
Origen de la COP: la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
La Conferencia de las Partes (COP) procede de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Esta Convención fue adoptada durante la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992 y ha sido ratificada por 197 Estados, que constituyen las “partes”. Reconoce la existencia de un cambio climático debido a la actividad humana y atribuye a los países industrializados la responsabilidad para luchar contra este fenómeno. La Conferencia de las Partes (COP) constituye el órgano supremo de la Convención Marco.
Se reúne anualmente en conferencias mundiales en las que se adoptan decisiones para alcanzar los objetivos de lucha contra el cambio climático. Las decisiones solo se pueden tomar por unanimidad de las Partes o por consenso.
La COP21, que se celebró en 2015 en París, dio lugar al Acuerdo de París, un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante. Fue adoptado por 196 Partes el 12 de diciembre de 2015 y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. Es un hito en el proceso multilateral del cambio climático. Por primera vez, un acuerdo vinculante logró que todos los países se unieran en una causa común para realizar esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.
Momentos cruciales en la historia de las COP
La primera COP se celebró en 1995 en Berlín y posteriormente se han ido organizando cada año en diferentes países. Todos los años hay una nueva reunión de las partes para negociar y abordar de manera conjunta el problema del cambio climático.
Hay dos momentos cruciales en esta cronología: la COP3 de Kyoto y la COP21 en París como ya hemos señalado. Durante estas dos reuniones se llegó a los dos grandes acuerdos mundiales que existen hoy para afrontar el cambio climático, aunque con planteamientos muy diferentes.
El Protocolo de Kyoto (1997) diferencia entre países emisores (países desarrollados, con altas emisiones) y países en desarrollo. El acuerdo obliga sólo a los países ricos a reducir emisiones, estableciendo objetivos para cada país y mecanismos punitivos si no se cumple lo acordado.
El Acuerdo de París (2015), en cambio, no diferencia entre países. China es el mayor país emisor del mundo, con diferencia, y otros países emergentes como India o Brasil tienen también altísimas emisiones. Obligar sólo a los países desarrollados se considera injusto para estos países. Los países emergentes aluden a que tienen derecho al desarrollo, y también a que históricamente no han provocado el problema de las emisiones globales. Con este planteamiento, actualmente los compromisos de reducción de emisiones son voluntarios, no están cuantificados (lo decide cada país) y no hay ningún instrumento jurídico que obligue a su cumplimiento.
En estos años las COP han servido para elaborar un “libro de reglas” para la implementación del Acuerdo de París. Pero la realidad es que, con los compromisos actuales, el escenario más probable es una subida de la temperatura por encima de los 3,2 grados a final de este siglo.
La COP25 en Madrid
Más de 25.000 representantes de 200 países se reunieron en Madrid en la Cumbre del Clima, en diciembre de 2019. Con el slogan “Comienza la cuenta atrás, es tiempo de actuar”, subraya lo apremiante que es para el futuro del planeta que en esta cumbre se tomen decisiones capaces de mitigar el cambio climático. Se lograron distintos acuerdos y compromisos entre naciones para combatir los efectos del cambio climático.
Se abordaron temas como el comercio de emisiones y el mecanismo de daños y pérdidas. Este mecanismo fue incorporado al Acuerdo de París para dar respuesta a los daños y perjuicios de los países más pobres ante los efectos del cambio climático. También se abordó un plan de acción para impulsar el papel de la mujer en la lucha contra el cambio climático.
En esta COP se pide aspirar a cumplir con los compromisos en 2020, siguiendo el calendario marcado en la cumbre de París. Se incide en la urgente necesidad de que los nuevos compromisos de los países salven la brecha existente de los actuales con los que serían objetivos del Acuerdo de París que según los informes científicos. Uno de los más importantes fue el presentado por el Panel de Expertos de Naciones Unidas (IPCC), que remarcaba la enorme importancia de reducir el calentamiento global por debajo del incremento de 1,5ºC sobre las temperaturas preindustriales.
El nuevo acuerdo sienta las bases para que, en 2020, los países presenten compromisos de reducción de emisiones más ambiciosos para responder a la emergencia climática. La decisión fue posible tras una intensa jornada de negociaciones. Se pide mayor ambición, un mecanismo de pérdidas y daños frente a los impactos del cambio climático y mejor financiación.
Objetivos de la COP26
Una de las metas de esta conferencia es evitar que la temperatura promedio del planeta supere los 1,5 grados Celsius, comparando este dato con los niveles previos a la Revolución Industrial. Este es el umbral que los científicos consideran límite. Una vez sobrepasado, los riesgos aumentarán de manera irreversible. Olas de calor extremas, escasez de agua, pérdida de cosechas y colapso de los ecosistemas son algunas de las consecuencias previstas si no ponemos remedio a tiempo.
Se pide a los países que presenten objetivos de reducción de emisiones para 2030 para alcanzar el cero neto a mediados de siglo. Para cumplir con estos objetivos, los países deberán acelerar la eliminación del carbón, reducir la deforestación, promover el cambio a vehículos eléctricos y fomentar la inversión en energías renovables.
Otro objetivo consiste en proteger los hábitats naturales. El clima está cambiando y seguirá cambiando incluso aunque reduzcamos las emisiones. Los efectos pueden ser devastadores. Se buscará por ello la forma de proteger y restaurar los ecosistemas y construir defensas e infraestructuras resilientes.
Para cumplir con estos dos primeros objetivos, los países desarrollados deben cumplir su promesa de movilizar al menos 100 mil millones de dólares para financiar esta lucha contra el cambio climático. Las instituciones financieras internacionales deben desempeñar su papel: trabajar para liberar los billones de dólares de los sectores público y privado necesarios para alcanzar el cero neto global.
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